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  • El intelectual chileno Felipe Rivas San Mart n advertido

    2019-05-28

    El intelectual chileno, Felipe Rivas San Martín, advertido de las críticas GW5074 la globalización del término, describe dos modos en los que la teoría queer se usa en Latinoamérica. Por un lado:
    Reflexiones finales En la época pos-Stonewall el mercado ha aceptado ciertas identidades sexuales conformadas por hombres blancos de una clase social media-alta y económicamente activos, en detrimento de otras propias de distintas economías, etnias y latitudes. De este modo, el modelo gay norteamericano ha encontrado un espacio funcional dentro de la lógica capitalista. No obstante, la Queer theory, surgida también en ese contexto geopolítico, complejiza el terreno de discusión. Incluye no sólo la variable del sexo y del género, si no que agrega, por ejemplo, la etnia y la clase social, ocupándose de aquellas identidades periféricas excluidas de la “normalidad” hétero y gay. Pero fundamentalmente persigue la deconstrucción de los binarismos y las identidades sexo-generizadas. Dicha teoría es de procedencia anglófona, compuesta por autores, textos, ficciones y conceptos configurados principalmente conforme a la tradición de la que nos hemos ocupado. Como hemos subrayado, la utilización de ese concepto foráneo no puede aplicarse a nuestro contexto sin antes analizar los modos de su apropiación conforme a paradigmas locales. Las especificidades de las sexualidades periféricas de Argentina y parte del Cono Sur no pueden ser abordadas con un paradigma importado sin ser antes problematizadas. Como reflexión final, sostenemos que el cine es creador y productor de imaginarios culturales, ideologías y supuestos a partir de los cuales se edifican imágenes y significaciones específicas. De esta manera, opera performativamente. Así lo entiende también De Lauretis cuando se refiere al género, quien sostiene que su representación es precisamente su construcción, siendo que éste “es el producto de variadas tecnologías sociales, como el cine [...]”. El modo en que son leídas las sexualidades contrahegemónicas, como el deseo, el amor, las prácticas sexuales, la feminidad y la virilidad, tiene enorme relación con la manera a través de la cual el cine produce, presenta y crea narraciones, tópicos y motivos referidos a la sexualidad y las relaciones entre los seres sexuados. Así, indagar en un cine que visibiliza las identidades sexuales periféricas permite echar luz sobre eróticas y modos de desear inéditos, relegados a Hairpin la abyección. Y permite, sobre todo, hacer visibles aquellas vidas que no son tenidas en cuenta por la hegemonía hetero-gay(cis)normativa.
    La portada del libro es, de inicio, indescifrable: un suelo reseco, algunas piedras mínimas, objetos que parecen ramas o clavos y, en apariencia, un par de prendas sucias y raídas, todo envuelto en un llamativo círculo de color azul intenso. Es en la página legal del volumen donde se encuentra la explicación: se trata de una intervención de la artista visual Susan Harbage Page para documentar los rescoldos que los migrantes indocumentados dejan a su paso en la frontera México-Estados Unidos, como rastro de su infame travesía. Harbage Page ha integrado a lo largo de los diez años más recientes una especie de fotográfico que recupera objetos aparentemente banales y descartables que, en su conjunto, “crean una especie de memoria contrahegemónica, en tanto que se enfrentan al poder y a las historias oficiales”. La intención de la artista es hacer visibles esos objetos por medio de su proyecto Blue Circle Intervention, para así protegerlos y hacerlos visibles a otros. La imagen de portada es, pues, un indicio que condensa la intención y la voluntad del libro: recolectar y darle sentido a un conjunto de textos relacionados con la violencia en América Latina de los últimos años, y hacer posible que éstos conmuevan e interpelen a los lectores. Oswaldo Estrada se dio a la tarea de recopilar y ordenar un conjunto de excepcionales textos sobre la violencia del pasado y del presente en América Latina. En este caso, recopilar y ordenar no suponen un ejercicio mecánico y aséptico, sino que son los vectores que potencian y dan sentido a una importante y reveladora muestra de la producción literaria y académica sobre las muchas violencias (militar, guerrillera, política, criminal, estructural, simbólica) presentes en las realidades cotidianas de muchos países del continente. Sin duda, la indiferencia es inevitable para el compilador, los colaboradores y, por supuesto, para los lectores. Imposible ante la magnitud y la persistencia de la violencia en América Latina; ante el desgarramiento y el dolor que provoca; ante la indiferencia, el cinismo o la connivencia que la justifican y promueven; ante la evidencia de que está allí, aquí, que ha estado siempre entre nosotros.